Ya entregué mi corazón en una ocasión, y hoy, mi cuerpo huérfano de él y del sentimiento del que tristemente carezco, clama y grita a los cuatro vientos la necesidad de volver a querer.Aunque roto y desvalido, busca como un niño perdido su hogar, desorientado como el viajero que acaba de perder el último tren.Tan difícil es amar, tan difícil y fácil a la vez, no te entiendo, si es que alguien puede entender, tras respuestas a mi pesar, surgen en mi nuevas preguntas otra vez.Mientras, durante y hasta entonces, ha de pasar mucho tiempo para que las piedras vuelvan a convertirse en corazones, el proceso ha de ser inverso, un duelo no exento de peligros y riesgos que enfrentan a las fuerzas interiores con los propios miedos.El regreso del cuerpo no implica que lo haga intacto o con todos sus órganos y miembros, puede sonar perverso pero los hay que tras una traumática experiencia, como la de haber combatido y sufrido en sus propias carnes una guerra, vuelven con la mirada perdida, si es que antes por ella, no perdieron por completo la cabeza.
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